Una reflexión sobre la adopción y tenencia responsable de gatos para personas con asma.
Por Raquel Castaño
Antes de comenzar mi historia debo aclarar que todas las opiniones aquí expresadas provienen de mi
experiencia personal; no soy médico ni especialista de la salud, pero así es como los gatos llegaron a mi vida y la comparto con ellos.
Nací con muchos problemas de salud, ya que mi mamá tuvo complicaciones durante el embarazo y
desde el momento del parto, por factores genéticos y por condiciones ambientales, presenté problemas de asma crónica por lo que recién nacida duré hospitalizada 15 días. Era tan crítica mi situación que tenía que dormir casi sentada ya que estar acostada me impedía respirar bien, era alérgica a todo y prácticamente cualquier cosa desencadenaba una crisis que me enviaba directamente al hospital. Obviamente, en estas condiciones, las mascotas en la casa eran un sueño lejano.
A los 10 años aproximadamente comencé a ir a unas terapias para niños asmáticos y el neumólogo le dijo a mi mamá que por qué no intentaban una “terapia de choque” conmigo, recomendó conseguir un perro “ojalá bien peludo” y así llegó Laika a casa, una Pastor Collie bien peluda ¡Tal como me la recomendó el doctor!
La llegada de los gatos a mi vida
Recuerdo un viaje que hicimos a un pueblito muy pequeño cerca a La Mesa Cundinamarca, allí estaba una gata con sus cachorros. Inmediatamente me alejé porque los gatos… ¡Ni hablar! sólo el hecho de acercarme a uno, sin ni siquiera tocarlo, sacaba todo lo peor de mí: dermatitis alérgica, rinitis, conjuntivitis alérgica (esta era la peor) y por supuesto mi crisis de asma.
Mi papá dijo: “pues si se adaptó a la perrita de pronto pasa lo mismo con un gato… adoptemos uno y si algo lo damos en adopción después”. El gato era de él porque yo no pensaba acercarme a ese animal y lo llamó Rasputín.
Rasputín y Laika inmediatamente hicieron una conexión increíble, ella se convirtió en su mamá; lo bañaba, lo consentía, lo cuidaba… y mientras tanto yo, con los ojos hinchados, con rinitis y usando mis inhaladores cada momento porque el gato “me estaba matando”. Mientras pasaba el tiempo y empecé a convivir con Rasputín, mi cariño fue en aumento y desde ahí dije ¡Amo a los gatos! teníamos que quedarnos con él, su relación con Laika era súper bonita y desde que tuviera ciertas precauciones mis alergias y crisis eran más llevaderas.
Laika y Rasputín envejecieron juntos y pasaron toda su vida queriéndose y nosotros queriéndolos a
ellos.
Cuando llegó el momento de salir de mi casa, la primera decisión fue adoptar una gatita y así llegó
Leeloo a nuestras vidas, una linda panterita rescatada de una alcantarilla durante la ola invernal del 2010. Mi esposo se preocupaba mucho porque las alergias volvieron, todo el tiempo tenía crisis de asma y no entendíamos ¿Por qué si yo venía de compartir con Rasputín, Leeloo me esta enfermando?
Así comenzó otra vez el proceso de adaptación, pasaron meses y fue difícil, pero hoy en día doy gracias al destino por haber puesto en mi camino a esta hermosa gata loca.
Cuidados y precauciones
No voy a decir que mi asma desapareció, se curó y no me dieron más alergias. Obviamente todo esto
sigue, pero mi cuerpo ha aprendido a adaptarse; las alergias ya no me afectan tanto y mis crisis son muy esporádicas, aún así, siempre trato de tener cuidados básicos para mantenerme bien y poder consentir y abrazar a mi amada Leeloo.
Algunos de estos cuidados son:
La gata y la perra no duermen en nuestra habitación, las dos se cepillan diariamente, se limpia el polvo y los pelos de ellas que caen al piso sin que vuelen por ahí, después de acariciarla tengo especial cuidado de no tocarme los ojos y me lavo las manos lo más rápido que pueda, frecuentemente se lavan las cobijas que ellas usan.
Entiendo que el tema es complicado y nadie quiere sentirse o ver a un ser querido enfermo, pero considero que la clave es adaptarse y agotar los recursos antes de siquiera contemplar la posibilidad de abandonar a una mascota por temas de alergias o asma. A nivel personal el hecho de vivir con gatos me ha facilitado mucho la vida porque he aprendido a controlar mis alergias, ahora siento que mi sistema inmune es más fuerte, ya no me afecta ir a casa de amigos o familiares que tengan gatos y me dio la posibilidad de llevar una vida normal.
Que el asma no les niegue la oportunidad de conocer el amor gatuno o perruno porque ciertamente es maravilloso.